sábado, 19 de enero de 2008

Cuéntame un cuento...

j0410907 Hace una semana que el Prof. Carballo nos propuso una lectura sobre cuentos, motivando nuestra exposición con el posible regalo de uno de esos libros.

Hace una semana me contaron un cuento...."Era se una vez el país de las maravillas dónde todo el mundo se encontraba feliz, todos tenían sus trabajos, sus casas, su familia...y dónde el tiempo transcurría con absoluta normalidad. Los vecinos se saludaban, las madres esperaban a sus hijos a la salida de la escuela, los asientos se cedían a las embarazadas....Pero entonces un terrible día una maldición cayó sobre aquel tranquilo país y todo cambio irremediablemente.

Desde aquel día sus habitantes eran infelices y se hallaban gobernados por un déspota cuyo único final era romper aquel país. Sus habitantes ya no tenían trabajo (= aumento del paro), habían perdido sus casas por una terrible inflación que no les permitía pagar sus hipotecas, las familias se habían extinguido, el hambre se apoderaba de las calles de aquel país sin que sus habitantes nada pudieran hacer.

Milagrosamente, tras cuatro años en los que el país parecía haber llegado a su fin, un príncipe, apoyado en un ejército de fieles salvo al mundo de aquella situación, reconstruyendo el país en un reino de maravillas...."

MORALEJA: No dejes que te cuenten cuentos, porque los cuentos, cuentos son.

Cuéntame un cuento y veras que contento,

me voy a la cama y tengo lindos sueños.

Recopilación de SWEEZY: "Tª del Desarrollo Capitalista"

MÉTODO Y CAMBIO DE LA REALIDAD

Por José Batalla Fernández

La economía política, como todos sabemos es una ciencia social debido a que estudia, entre otras cosas, las relaciones que mantienen los hombres entre sí. Pero a medida que esta disciplina ha ido modernizándose su estudio de las relaciones sociales ha ido disminuyendo dando paso a un tipo de investigaciones basadas en las relaciones que mantienen los hombres con los objetos materiales lo que hace a la economía cada vez más una ciencia empírica antes que una ciencia social.

El método de Marx:
a) El uso de la abstracción:

Se utilizará un modo de aproximación que irá de lo más abstracto a lo más concreto pasando por distintas etapas. La tarea de la abstracción debe ensalzar lo esencial para que podamos analizarlo. Para ello debemos emplear una herramienta muy importante como es la utilización de hipótesis.

Dentro del campo económico, Marx estima que el análisis que debe hacerse con el método de abstracción ha de centrarse en las relaciones entre las dos clases sociales más importantes: la burguesía y el proletariado.

Para desarrollar su método de abstracción, lo que hace es eliminar algunos aspectos de la realidad en la que se encuentra el objeto de estudio para realizar un análisis muy específico y no tan general como sucedería en otras circunstancias.

Podemos señalar que a medida que los niveles de abstracción se hagan más bajos (y aumente la especificidad) los resultados podrán alcanzar una mayor solidez y por lo tanto su grado de fiabilidad también aumentará.

b) El carácter histórico del pensamiento de Marx:

La realidad seguirá un proceso histórico que no conoce finalidad. Esta realidad podrá ser cambiada por los hombres pero teniendo en cuenta la herencia del pasado. Para poder cambiar esa realidad deberemos tener en cuenta que ésta varía como lo ha ido haciendo a lo largo del tiempo y de varias etapas y no deberemos considerar que como es una herencia del pasado no puede cambiar pues si pensamos así estaremos cayendo en el mismo error en el que han caído algunos autores modernos.

 

EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO

Por José Batalla Fernández

Introducción:

Una mercancía es todo lo que se produce para el cambio más bien que para uso del productor. Así que su estudio observa la relación económica del cambio.

La producción simple de mercancías es como la sociedad donde el productor posee sus propios medios de producción y satisface sus necesidades por el cambio con otros productores que se encuentran en situación similar.

Para Smith la división del trabajo es el origen de todo aumento en la productividad, así que este autor no puede concebir independientemente cambio y división del trabajo. De esta forma, división del trabajo y cambio sostienen a la civilización y ello da lugar a que la producción de mercancías sea la forma universal e inevitable de la vida económica y la ciencia económica es la ciencia de la producción de mercancías. Desde esa perspectiva los problemas tienen un carácter cuantitativo.

Marx no niega la relación entre producción de mercancías y la división del trabajo aunque considera que esa relación no es tan firme y rígida como la describe Smith. La producción de mercancías es una de las formas posibles de la vida económica, con lo cuál no sólo debe prestarse atención al carácter cuantitativo sino también al carácter cualitativo.

Valor de uso:

Para Marx, toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso no da a la mercancía un carácter peculiar. Se encarga de relacionar al consumidor con el objeto consumido. Además este valor de uso quedará excluido de la investigación llevada a cabo por la economía política, porque no da lugar a una relación social. Pero como es un prerrequisito del consumo no queda excluido de la cadena formada por los fenómenos económicos.

Valor de cambio:

Se trata de una relación cuantitativa entre las mercancías mismas. O lo que es lo mismo, representa la relación social entre los propietarios de las mercancías o también llamados productores.

Trabajo abstracto:

Representa todo aquello que es común a toda actividad humana productiva. Se trata del trabajo que cada individuo realiza sin importar las labores que éstos puedan realizar, ya que a lo largo de sus vidas dentro de la sociedad capitalista pueden desempeñar funciones muy variadas y diferentes entre sí.

La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor:

Podemos comentar que esa relación existe porque una mercancía determinada va a tener un valor dentro del mercado capitalista. Pero además para que esa mercancía haya aparecido ha sido necesaria su elaboración por parte de una serie de individuos que han trabajado para obtenerla.

Con lo que se desprende que es la mercancía la que actúa como nexo entre lo cualitativo y lo cuantitativo.

El carácter fetichista de las mercancías:

Se explica debido a que existe independencia entre las mercancías aunque a la vez existe también relación entre ellas e incluso con los productores. Se da en una fase avanzada del capitalismo donde el proceso de producción ejerce un dominio sobre el hombre en lugar de ser controlado por él.

Marx tiene un punto de vista en el que considera que no sólo la ley natural debe influir en los procesos de producción sino que también deberán tener su importancia en la economía los procesos de tipo social.

 

LA NATURALEZA DE LAS CRISIS CAPITALISTAS

Por Gregory MacGregor García

Son muchas las fuerzas económicas que dan a una crisis económica. Marx dice que la crisis real sólo puede explicarse por el movimiento real de la producción capitalista y de los mecanismos financieros que complican la economía real, como son la competencia y el crédito.

La producción simple de mercancías y las crisis

Con la aparición del dinero, las mercancías ya no tienen que ser cambiadas por otras directamente, sino que con una mercancía de valor y uso universal como la moneda, se pueden realizar ventas y compras entre varias partes sin requerir que justo lo que yo necesite lo tenga el otro y que yo tenga algo que el otro necesite. Podemos tener una relación comercial entre A, B, C y D, que forman el total de la economía, sin que A tenga que conocer a C.

Sin embargo si A no vende a B, B no puede vender a C, C no puede comprar a B, y D no puede comprar a C…por lo tanto, A y C sí son de alguna manera dependientes el uno del otro, a pesar de no tener una relación comercial directa. Y puede darse que tanto C como D tengan exceso de mercancías que nadie les compra. Aquí es donde se produce una crisis.

La ley de Say

La ley de los mercados de Say sostiene que nunca se produce una interrupción en la cadena Mercancías-Dinero-Mercancías. Ricardo añade que el dinero es solamente el medio por el cual se efectúa el cambio, y que uno que produce siempre acaba consumiendo sus propios artículos o vendiéndolos para consumir artículos de otro.

Marx critica este razonamiento porque considera que ignora la separación en el tiempo de las transacciones de compra y venta, y que mientras uno vende su producto y compra el producto de otro se está produciendo una crisis a escala microeconómica.

El capitalismo y las crisis

La cadena Mercancías-Dinero-Mercancías funciona porque el incentivo que tiene el poseedor de la primera mercancía a poseer la segunda mercancía es que su valor al uso sea mayor que el de la primera mercancía. Soy productor de limonada. Si vendo un litro de limonada a 1 Euro, ese Euro lo gastaré en una mercancía que valga lo mismo pero que tenga un valor al uso mayor para mí, como podría ser medio litro de helado. Si no hay incentivo para el intercambio, no se da ninguno.

Esto no funciona en el planteamiento del productor capitalista. La motivación no viene del incremento del valor al uso, sino del incremento del valor monetario que tiene para él la transacción. Tengo en mi bolsillo 10 Euros. Solamente compraré limones para hacer limonada si al vender posteriormente mi limonada puedo sacar un beneficio. Es decir, convertiré mis 10 Euros iniciales en, pongamos, 15 Euros finales. Si no, no me molestaría en comprar limones ni en hacer limonada.

Por lo tanto, una crisis puede venir si el capitalista no encuentra incentivo alguno para producir. Esto se acentúa con la llegada del crédito; si la tasa de ganancia (ese 50% que gano produciendo y vendiendo limonada) es inferior a los intereses que tenga que pagar al banco que me presta los 10 Euros que tengo en el otro bolsillo, tampoco compraré limones ni haré limonada.

 

PLUSVALÍA Y CAPITALISMO

Por Desirée Pizzamiglio Prieto

Es importante no confundir la producción de mercancías en general con el capitalismo, aunque éste implica la producción de mercancías, la producción de éstas no implica necesariamente capitalismo.

1. EL CAPITALISMO

Bajo la producción simple de mercancías, a la que mayormente hasta ahora, hemos limitado nuestra atención, cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción; bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Además, tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías; es decir, unos y otra son objetos de cambio. Se sigue que no sólo las relaciones entre propietarios, sino también las relaciones entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de relaciones de cambio. Lo primero es característico de la producción de mercancías en general, lo segundo, del capitalismo solamente. Podemos decir, por lo tanto, que la compra y venta de la fuerza de trabajo es la differentia specifica del capitalismo.

En la producción simple de mercancías el productor empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías. Bajo el capitalismo, el capitalista se presenta en el mercado con Dinero, compra Mercancías y entonces, después de cumplido un proceso de producción, vuelve al mercado con un producto que convierte una vez más en Dinero.

1. EL PRODUCTOR

2. EL CAPITALISTA

2. EL ORIGEN DE LA PLUSVALÍA

Puesto que la fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. Pero… ¿Cómo determinar ese valor de esta mercancía peculiar? El valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de una cantidad más o menos precisa de mercancías ordinarias.

Si pasamos al análisis de la plusvalía: El capitalista llega al mercado con dinero y compra maquinaria, materiales y fuerza de trabajo. Los combina después en un proceso de producción del que resulta un volumen de mercancías que son lanzadas nuevamente al mercado. Marx supone que el capitalista compra lo que compra a sus valores de equilibrio y vende lo que vende a su valor de equilibrio. Y sin embargo, al final tiene más dinero que cuando comenzó. En algún punto del proceso se ha creado más valor o plusvalía.

Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto del trabajo necesario va a poder del obrero en forma de salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía.

3. LOS COMPONENETES DEL VALOR

El valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo se puede dividir en tres partes:

a. La primera representa el valor de los materiales y la maquinaria usados, se le llama capital constante y se representa simbólicamente con la letra c

b. La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, ya que reproduce el equivalente de su propio valor y produce, además, un excedente, una plusvalía, que puede variar, que puede estar más o menos de acuerdo con las circunstancias. Se llama capital variable y se representa con la letra v

c. La tercera parte es la plusvalía misma que se designa con la letra p

FÓRMULA

Esta fórmula, además puede extenderse y cubrir la producción total durante cierto período, de una empresa o de cualquier grupo de empresas, llegando hasta incluir toda la economía.

4. LA TASA DE GANANCIA

Para el capitalista la proporción crucial es la tasa de la ganancia, o en otras palabras, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total del capital. Llamaremos a éste g

Es preciso indicar algunas cosas con respecto a esta proporción:

a. En primero lugar, identificando directamente la plusvalía con la ganancia suponemos que no hay que pagar ninguna porción de la plusvalía al propietario en la forma de renta.

b. La fórmula muestra la tasa de ganancia sobre el capital realmente empleado en la producción de una mercancía dada.

En cuanto a los factores que determinan la tasa de la ganancia, es fácil demostrar que son idénticos a los factores que determinan la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital.

Es por lo tanto inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. De ningún modo se justifica que la teoría del valor debe ser desechada, buscándose una nueva base para analizar el funcionamiento del sistema capitalista. Es perfectamente lícito suponer un sistema capitalista en el cual las composiciones orgánicas del capital son iguales en todas partes y, por lo tanto, la ley del valor sigue vigente, y examinar el funcionamiento de tal sistema. No es posible decir a priori si este procedimiento es válido o no, hay que ponerlo a prueba abandonando la suposición de las composiciones orgánicas iguales e investigando la medida en que deban notificarse los resultados obtenidos. Si se demuestra que las modificaciones son de poca importancia, el análisis basado en la ley del valor quedará justificado; si, por el contrario resultan ser bastante grandes para alterar el carácter esencial de los resultados, entonces ciertamente, tendremos que abandonar la ley del valor y buscar un nuevo punto de partida.

El hecho de que la ley del valor no sea válida en el orden económico capitalista depende, según Marx, de un factor o serie de factores que no constituye sino más bien oculta la esencia del capitalismo. Suponiendo que la composición orgánica del capital fuese la misma en todas las esferas de la producción, la ley del valor controlaría directamente le cambio de mercancías sin detener la explotación de los obreros por los capitalistas y sin reemplazar el deseo de ganancia de los capitalistas por ningún otro motivo en la determinación del volumen, la dirección y la técnica de la producción. Aquí tenemos en pocas palabras la razón para suponer iguales las composiciones orgánicas del capital. Esta suposición, sin embargo, no debe confundirse con las suposiciones de iguales tasas de la plusvalía e iguales tasas de la ganancia. Estas últimas tienen su justificación en tendencias reales existentes en una economía capitalista de competencia; la primera envuelve una abstracción deliberada de condiciones que indudablemente existen en el mundo real. Su plena justificación sólo podría demostrarse, por lo tanto, en una etapa ulterior, cuando examinemos las consecuencias de abandonarla.

 

 

TENDENCIA DESCENDENTE DE LA TASA DE GANANCIA

Por José J- Flores Moreno

  1. La Formulación de la ley por Marx.

La misma cantidad de trabajo puede elaborar más materiales y rendir un volumen cada vez mayor de productos acabados. Ello quiere decir que la productividad del trabajo crece de continuo. De estos cursos derivó Marx su famosa “ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia”.

La tasa de la ganancia puede expresarse en términos de la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital, con la fórmula siguiente:

G= p’ (I - o)

Esto es la Teoría de la Ley, demostraba que ciertos obstáculos internos se oponían al desarrollo indefinido de la producción capitalista. Por una parte, una composición orgánica ascendente del capital es la expresión de la creciente productividad del trabajo. Por otra parte, la tasa descendente de la ganancia que la acompaña tiene que cerrar al fin los cauces de la iniciativa capitalista.

  1. Las causas contrarrestantes.

Marx enumera seis “causas contrarrestantes” que “contrarrestan y anulan “la ley general de la tasa descendente de la ganancia. Una de éstas se relaciona en realidad con la forma de calcular la tasa de ganancia. Las otras cinco pueden ser clasificadas según que su efecto sea mantener baja la composición orgánica del capital o elevar la tasa de la plusvalía. Clasificación:

- Abaratamiento de los elementos del capital constante. El uso creciente de maquinaria, elevando la productividad del trabajo, disminuye el valor por unidad del capital constante. “En esta forma el valor del capital constante, aunque crece sin cesar, no puede crecer en la misma proporción que su volumen material. Un aumento dado en la composición orgánica del capital, haciendo bajar el valor del capital constante, actúa en cierta medida como su propio correctivo.

- Aumento de la intensidad de explotación. Aquí Marx hace hincapié en la prolongación de la jornada de trabajo y en lo que hoy se llamaría “acelerar” y “estirar”. LA prolongación de la jornada de trabajo eleva directamente la tasa de la plusvalía. El acelerar y estirar eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una parte mayor de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. El efecto en cualquiera de estos casos es elevar la tasa de la ganancia en relación con lo que en otras circunstancias hubiera sido.

- Depresión de los salarios más debajo de su valor. Práctica de reducción de salarios, que los capitalistas están dispuestos a adoptar cada vez que pueden. Marx meramente la menciona de paso, puesto que se apoya en la suposición general de que todos los precios y salarios están determinados por el mercado, y esta suposición rechaza la posibilidad de una política de salarios agresiva por parte de los capitalistas.

- Sobrepoblación relativa. Marx hace hincapié en el punto de que la existencia de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital relativamente baja y una tasa de la ganancia relativamente alta. Cuando estas tasas de la ganancia relativamente altas se promedian con las tasas de ganancia obtenidas en las viejas industrias, hacen subir la tasa de la ganancia general.

- Comercio exterior. En la medida en que el comercio exterior abarata en parte los elementos del capital constante, y en parte los artículos necesarios para la vida por los cuales se cambia el capital variable, tiende a elevar la tasa de la ganancia elevando la tasa de la plusvalía y reduciendo el valor del capital constante.

  1. Una crítica de la Ley

¿Se justifica el suponer al mismo tiempo una tasa constante de la plusvalía?.

Una composición orgánica ascendente del capital va de la mano con la creciente productividad del trabajo. Si la tasa de la plusvalía permanece invariable, esto significa que tiene lugar una elevación de los salarios reales, exactamente proporcional al aumento en la productividad del trabajo. La productividad acrecentada del trabajo del obrero beneficia a éste en igual grado que al capitalista.

En primer lugar, hasta aquí todo nuestro análisis nos conduce a esperar una tasa ascendente de la plusvalía. Una de las concomitantes normales de la productividad del trabajo acrecentada es la creación de un ejército industrial de reserva, que ejerce una influencia deprimente sobre los salarios. Ésta es precisamente una de las características que distinguen al capitalismo. La suposición de una tasa constante de la plusvalía con la productividad ascendente del trabajo parece pasar por alto este efecto. Puede decirse que Marx tomó en cuenta este problema incluyendo la superpoblación relativa entre las causas contrarrestantes de la tasa descendente de la ganancia.

Difícilmente se justifica la suposición de Marx de una tasa constante de la plusvalía coexistiendo con una composición orgánica ascendente del capital. Un ascenso en la composición orgánica del capital significa necesariamente un aumento en la productividad del trabajo, y Marx mismo nos dice que una más alta productividad va invariablemente acompañada por una tasa más alta de la plusvalía.

Si se supone que tanto la composición orgánica del capital como la tasa de la plusvalía son variables, entonces la dirección en que la tasa de la ganancia cambiará se hace indeterminada. La tasa de la ganancia bajará si el porcentaje de aumento en la tasa de la plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.

¿Podemos considerar como probable que esta condición se cumpla en lo general?. Si es así, la suposición de Marx de una tasa constante de la plusvalía pudiera considerarse como un recurso útil para enfocar la atención en el elemento más importante de la situación.

Marx pensó probablemente en estos términos, y ésta es quizá la razón de que formulase el problema de la tasa de la ganancia como lo hizo.

En términos físicos es seguramente verdad que la cantidad de maquinaria y materiales por obrero ha mostrado una tendencia a crecer muy rápidamente. Pero la composición orgánica del capital es una expresión de valor; y debido a la productividad del trabajo en ascenso constante, el crecimiento en el volumen de maquinaria y materiales por obrero no debe considerarse como un índice del cambio en la composición orgánica del capital.

La formulación de la Ley de la tendencia descendente de la tasa de la ganancia por Marx no es muy convincente. Al mismo tiempo podemos advertir que los intentos hechos para demostrar que una composición orgánica ascendente del capital debe ser acompañada por una tasa ascendente de la ganancia tampoco son convincentes.

Marx ha considerado una tendencia descendente de la tasa de la ganancia como un rasgo básico del capitalismo. Lo único que se pone de manifiesto es que no es posible demostrar una tendencia descendente de la tasa de ganancia comenzando el análisis por la composición orgánica ascendente del capital. Tras la composición orgánica ascendente del capital está el proceso de la acumulación de capital, y es aquí donde debemos buscar las fuerzas que tienden a deprimir la tasa de la ganancia.

Si los demás factores no cambian, tal elevación de los salarios conduce a una reducción en la tasa de la plusvalía, y esto, a su vez, se expresa en un descenso en la tasa de la ganancia.

Los capitalistas mediante la introducción de maquinaria y otros recursos para economizar trabajo, procuran mantener la tasa de la ganancia en su nivel anterior y aun elevarla por encima de él. El aumento en la composición orgánica del capital tenderá a restablecer la tasa de plusvalía a acrecentar el volumen de la plusvalía mas allá de los que éste hubiera sido en ausencia del aumento de la composición orgánica del capital. Por lo tanto, los actos de los capitalistas al elevar la composición orgánica del capital no carecen de cierta justificación objetiva desde el punto de vista de la clase capitalista en su conjunto.

Ni ha habido tampoco la intención de negar la validez de las causas contrarrestantes de Marx.

Los capitalistas sufren siempre la tentación de intentar un aumento en la tasa de la plusvalía y no parece muy dudoso que el contrapeso que resulta a la tendencia descendente de la tasa de la ganancia sea continuo y pueda ser a veces importante.

Entre las fuerzas tendientes a deprimir la tasa de la ganancia podemos mencionar:

a) Sindicatos. Si la competencia del ejército industrial de reserva en el mercado de trabajo pudiese actuar sin estorbo ni obstáculo, los ingresos reales de los obreros podrían ser mantenidos en un bajo nivel de subsistencia, en tanto que los capitalistas reportaban todos los beneficios del aumento en la productividad. Para vencer este obstáculo los obreros se agrupan en sindicatos, asegurándose de este modo el control de la oferta de fuerza de trabajo. Los sindicatos son así el instrumento más importante con que los obreros procuran mejorar sus condiciones bajo la producción capitalista.

b) Acción del Estado en beneficio de los trabajadores. Ejemplos son la limitación legal de la jornada de trabajo, el seguro contra el desempleo. Por lo general la primera reduce la tasa de la plusvalía, en tanto que la segunda ayuda a los trabajadores en sus esfuerzos por mantener los niveles de salario.

c) Organizaciones patronales. Actúan para mejorar la posición contractual del capital frente al trabajo y ejercen una influencia ascendente en la tasa de ganancia.

d) Exportación de capital. En sus efectos directos sobre la economía del país, la exportación de capital actúa para mitigar la presión sobre el mercado de trabajo doméstico, y en esta forma impide que la acumulación tenga todo su efecto depresivo sobre la tasa de ganancia.

e) Formación de monopolios. La influencia del monopolio en la tasa de ganancia es un tema complicado

f) Acción del Estado en beneficio del capital. Un ejemplo lo ofrecen las tarifas protectoras. Estas tarifas pueden tener el efecto de elevar la tasa de la ganancia general.

En el análisis del capitalismo todo debe ser cuidadosamente examinado y probado por su influencia sobre la tasa de ganancia.

 

LA ACUMULACIÓN Y EL EJÉRCITO DE RESERVA 

Por Rubén Tamboleo García

LA REPRODUCCIÓN SIMPLE

La Reproducción Simple se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Para que se cumplan estas condiciones es necesario que los capitalistas repongan cada año el capital gastado o usado y empleen toda su plusvalía en el consumo; y que los obreros gasten todo su salario en el consumo.
La producción se divide en dos amplias categorías: producción total de medios de producción y producción total de artículos de consumo. Ambas, tomadas en su conjunto, constituyen la suma de la oferta social de mercancías. El ingreso, por otra parte, podemos decir que se divide en tres categorías: el ingreso del capitalista que éste debe gastar en medios de producción si ha de mantener su posición como capitalista, el ingreso del capitalista que éste es libre de gastar en el consumo (plusvalía) y el ingreso del trabajador (salario).

LAS RAÍCES DE LA ACUMULACIÓN

La Reproducción Simple implica la abstracción de lo más esencial en el capitalista, a saber, su interés en ampliar su capital. Realiza esto convirtiendo una parte (a menudo la mayor) de su plusvalía en el capital adicional. Su capital acrecentado le permite entonces apropiarse aún más plusvalía, que a su vez convierte en capital adicional, y así sucesivamente. Este el proceso conocido como acumulación del capital; constituye la fuerza motriz del desarrollo capitalista.
El capitalista es un capitalista y una figura importante en la sociedad sólo por ser el propietario y representante del capital. Privado de su capital, no sería nada. Pero el capital tiene una sola cualidad, la de poseer magnitud, y de aquí se sigue que un capitalista puede distinguirse de otro solamente por la magnitud del capital que representa. El propietario de una gran cantidad de capital ocupa un puesto más alto en la escala social que el propietario de una cantidad pequeña; posición, prestigio y poder se reducen a la vara de medir cuantitativa de pesos y centavos. El éxito en la sociedad capitalista, por lo tanto, consiste en aumentar el capital propio.
Es interesante comparar las ideas de Marx sobre los motivos de la acumulación y el consumo de los capitalistas con las teorías contemporáneas ortodoxas que ponen el acento en la “abstinencia” y la “espera”. Según la teoría de la abstinencia, es penoso para el capitalista “abstenerse” de consumir a efecto de acumular, y, por lo tanto, el interés del capital debe considerarse como el necesario galardón de tal abstinencia. Contra esto Marx sustenta la opinión de que acumular capital, es decir, acrecentar la riqueza propia, es un fin positivo y lleva consigo, tanto como el consumo, ciertos “placeres”.
En pocas palabras, los capitalistas quieren a la vez acumular y consumir; cuando hacen lo uno ello puede considerarse como abstinencia de lo otro.

LA ACUMULACIÓN Y EL VALOR DE LA FUERZA DE TRABAJO: PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Un hecho notable: la fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria. No hay capitalista que pueda dedicarse a producir fuerza de trabajo en caso de que suba el precio de ésta; en realidad, no hay ninguna “industria de fuerza de trabajo”. Sólo es una sociedad esclavista. Bajo el capitalismo, en general, el mecanismo equilibrador de la oferta y la demanda está ausente en el caso de la fuerza de trabajo.
Tan pronto se toma en cuenta la acumulación, eleva la demanda de fuerza de trabajo y no es ya lícito suponer la igualdad entre los salarios y el valor de la fuerza de trabajo.
Para Ricardo, en pocas palabras, el mecanismo necesario para asegurar el que los salarios permanezcan más o menos al nivel convencional de subsistencia, reside en una teoría de la población.

LA SOLUCIÓN DE MARX: EL EJÉRCITO DE RESERVA DE TRABAJO

Marx estaba, bien enterado de la tendencia de los salarios a subir bajo el impacto de la acumulación de capital. Estaba completamente seguro de que tal elevación de salarios “no puede nunca alcanzar el punto en que amenaze al sistema mismo”.
La solución de Marx a este problema gira alrededor de su famoso concepto del “ejército de reserva del trabajo”, o como también lo llamó, la “población excedente relativa”. El ejército de reserva consiste de obreros desocupados que, mediante su competencia activa en el mercado de trabajo, ejercen una presión constante: hacia abajo, en el nivel del salario.

 

EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO 

Por Gregory MacGregor García

Descubrir la naturaleza de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías —en términos cuantitativos— es la tarea de la teoría del valor cuantitativo.

Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa, en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad. Dicho de manera más sencilla, el valor de cambio de un producto es directamente proporcional al tiempo dedicado a su fabricación.

Es una teoría que se complica con sucesivas aproximaciones a la realidad. Para empezar, se entiende que el tiempo dedicado a su fabricación debe ser tiempo “socialmente necesario”, y que la holgazanería en la línea de producción no debe reflejarse en el valor de cambio.

Segundo, el trabajo más calificado debe tener una mayor capacidad de producir valor (productividad) que el trabajo medio o simple.

Por lo general es difícil cuantificar la diferencia de productividad sin aislar al trabajador de la línea de producción, y por lo tanto mientras el trabajo calificado sea comparable con el trabajo medio, el incremento en calificación no determina un incremento en el valor de cambio de la mercancía.

Adam Smith y Ricardo utilizan el ejemplo del ciervo y del castor para ilustrar el papel de la competencia como otro determinante del valor de cambio de una mercancía. Según este ejemplo, los cazadores de antaño podían cazar en el mismo intervalo de tiempo dos ciervos o un castor. Por tanto y ateniéndonos a la teoría anterior, el cambio era de dos ciervos por cada castor.

Si resulta que —manteniéndose lo anterior— en el mercado se intercambiaran castores y ciervos a razón de un castor por cada ciervo, habría que ser zote para seguir cazando castores, ya que a cambio habría una situación claramente favorable hacia aquél que cace ciervos.

Con el cambio correcto de un castor por cada dos ciervos, existirán cazadores que se dediquen al castor y cazadores que se dediquen al ciervo. Y como la relación en el valor de cambio se mantiene a razón de 1:2, el cazador que quiera cambiar de presa podrá hacerlo sin más complicaciones que la adecuación a la nueva situación. Aquí entra en juego la oferta y la demanda.

La oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.

A este análisis hay que añadir que la demanda de cada mercancía puede ser radicalmente distinta en función de su utilidad. Si una mercancía (pongamos el castor) es una mercancía de lujo con relativamente escasa demanda y otra mercancía (el ciervo) es un bien básico, con demanda muy alta, lo normal es que la demanda hará que se cacen más ciervos que castores, aumentando el valor relativo del castor respecto del ciervo.

Con la inclusión de la demanda, el valor cuantitativo de una mercancía no está ya determinado exclusivamente por el tiempo dedicado a su fabricación u obtención.

La Ley del Valor de Marx regula las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Su teoría es una adaptación de la producción simple de mercancías al capitalismo.

El Principio de Planeación viene a ser la adaptación de la producción simple de mercancías al socialismo, posible por un control consciente de la asignación de la actividad productiva. La Ley del Valor y el Principio de Planeación son tan opuestos como el Capitalismo y el Socialismo.

El precio de producción es una derivada coherente del valor de una mercancía. El dinero, con la complejidad que entraña, hace que no haya una relación sencilla entre el aumento de uno y el aumento del otro. No es así cuando se trata de una situación de monopolio, en la que los precios pueden ser fijados arbitrariamente.

De todas formas, en ningún caso se discute que el valor de una mercancía está estrechamente ligado a las unidades de tiempo de trabajo que se ha empleado en su producción.